13 Mar Langostinos de navidad con salsa de yuzu
Cuando tu frutero de cabecera te pregunta…¿Conoces el yuzu? Algo no te cuadra en la cabeza. Como madre de jóvenes jugadores de videojuegos, me suena a algún nuevo juego japonés o algo relacionado con algún juego de Nintendo Switch pero claro, inmediatamente pienso…
¡A ver, estás en la frutería y, por mucho que el frutero sea joven y le gusten los videojuegos (que no lo se), estábamos hablando de frutas, no de juegos de Nintendo!
Mi cara de sorprendida debió hacerle entender que no sabía de qué estaba hablando y acto seguido dice: «te voy a regalar unos cuantos para que los pruebes, prepares alguna receta y me cuentes qué te ha parecido el sabor». Me tienen fichada! No hay nada que me motive más que me regalen algo nuevo para probarlo en la cocina. Jaja!
Me vine para casa con unas naranjas de aspecto muy rugoso y la ilusión de ponerme a investigar sobre la fruta cuyo nombre me sonaba japonés.
Resulta que es un cítrico que pertenece a la familia de las rutáceas.
Su origen es chino.
El yuzu no es un híbrido conseguido a través de uniones entre otras frutas, su origen se remonta desde hace más de 1200 años en China, concretamente en la región del río Yagtze.
A través de la península de Corea fue llevado a Japón durante el Período de Nara, allá por el año 710, fue cuando los agricultores japoneses lo vieron como un fruto muy versátil con propiedades medicinales, pero también culinarias e incluso para formar parte de baños calientes.
En la actualidad este cítrico crece abundantemente en la prefectura de Kôchi, de donde se exportan para todo el mundo y es conocido por su altísima calidad.
Aunque actualmente se cultiva más en Japón, el yuzu que me dieron a probar en la tienda tiene origen español. Se cultiva y produce en la provincia de Almería.
Procede de un arbusto que resiste bastante bien climas fríos y de crecimiento lento, pues tarda en desarrollarse de quince a veinte años.
Su época de cosecha es muy corta (noviembre/diciembre)
Es de tamaño parecido a las mandarinas, con cáscara muy rugosa y color naranja.
Su interior es más pálido que las naranjas y sus pepitas bastante más grandes y numerosas.
Su zumo tiene un aroma de cítrico muy original, delicado, exótico y de sabor que recuerda a una mezcla suave de cítricos.
Su cáscara, al rallarla, desprende un aroma delicioso y aporta a cualquier bebida o salsa un sabor cítrico diferente.
El zumo se emplea para hacer una salsa tradicional en la cocina japonesa, el ponzu, que se prepara mezclando vinagre de arroz, dashi, soja y mirin, además de esta fruta.
Además de salsas saladas, puede usarse para mermeladas, bizcochos y dulces, helados o sorbetes. Es muy versátil aunque su precio, por el momento, es elevado.
Ingredientes:
- 200 gr. de aceite de oliva suave (arbequina) o de girasol. También podéis mezclar mitad y mitad. Eso ya va en gustos.
- 1 yema de huevo
- 1 cta. de mostaza de Dijon
- 1/2 cta. de sal
- 4 ctas. de zumo de yuzu
- Ralladura de yuzu y de naranja
Preparación:
- Poner en un vaso alto, bien limpio y seco, la yema de huevo y la sal. Cubrir con el aceite reservando un poco para el final.
- Meter la batidora de mano hasta el fondo a velocidad baja si es posible y si no, enciende y apaga de forma entrecortada pero sin mover el brazo del fondo hasta que se forme la emulsión.
- Una vez se forme la emulsión, ir subiendo muy despacio el brazo de la batidora para ir absorbiendo todo el aceite de arriba hasta que quede una salsa espesa y homogénea.
- Probar de sal.
- char el resto de aceite y mezclar bien.
- Añadir el zumo de yuzu y las ralladuras de naranja y yuzu.
- Volver a mezclar todo.
Ya tienes una salsa deliciosa y fácil para acompañar cualquier pescado o marisco que quieras presentar como aperitivo. Si te apetece ver algún otro aperitivo, aunque no sea de dieta jaja, tienes este otro hecho con boletus
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